Se trata de los 10 experimentos más llamativos que sucedieron a lo largo de los años, a lo lo largo de la historia.
Comencemos...
- El elefante y el acido: Warren Thomas, director de zoológico de Oklahoma, decidió inyectarle 297 miligramos de LSD al elefante Tusko, animal que que vivía tranquilamente en dicho zoológico. El propósito de este experimento era despejar la duda de que si al aplicarle esta droga sería capaz de inducir el musth. El musth es un estado que en los elefantes se da sólo una vez al año, volviéndolos más agresivos debido al incremento en su excitación sexual. El resultado final terminó con la muerte del pobre elefante. Esto ocurrió en el año 1962.
- Experimento con soldados: también en la década del 60, durante un entrenamiento de vuelo, diez soldados fueron informados por el piloto de que el avión no se encontraba en buen funcionamiento e iba a aterrizar en el océano. No obstante, cada uno de ellos recibió un formulario con el seguro de vida que dejaba sin responsabilidad alguna al ejército en caso de alguna herida o muerte producida.
Lo más increíble, es que todo era mentira. Se trataba de un experimento para saber si los soldados cometían errores en mayor cantidad, al llenar un formulario en este tipo de situaciones. - Experimentando las cosquillas: durante los años 30, Clarence Leuba, profesor de psicología, tenía una hipótesis acerca de la risa. Según el, las personas aprender a reirse mediante las cosquillas, afirmando que no era algo que sucedía innatamente. Se le ocurrió probarlo con su propio hijo. Apenas este dió luz, Leuba prohibió a la familia reirse en relación a las cosquillas cuando el bebé se encontrara presente. Lamentablemente para Leuba, descubrió a su esposa jugando con el niño, y nada más y nada menos, haciéndole cosquillas. No quiso darse por vencido, por lo cual siguió intentando. La segunda vez, probó el experimento con su propia hermana. No hace falta aclarar el resultado de este estúpido experimento..
- Los gestos faciales de disguto: en 1924, Carney Landis, de la Universidad de Minessota, se propuso investigar las expresiones faciales que mostraban disgusto. Para llevar a cabo el experimento, Landis dibujó líneas en los rostros de los voluntarios con un simple corcho quemado (simplemente para exagerar las expresiones). Luego, los hacía oler amoníaco, escuchar jazz, mirar fotografías y poner la mano en un balde lleno de sapos. Por último, le solicitaba al voluntario que decapitara una rata blanca. A pesar de las dudas que cada voluntario tenía al realizar esta tarea, la mayoría lo hizo. Las imágenes quedaron muy extrañas.
- Reviviendo a los muertos vivos: Robert Cornish, de la Universidad de California, creía que había encontrado la forma de levantar a los muertos. El experimento consistió en poner a los muertos en un subibaja para que la sangre circule y, mientras tanto, les inyectaba adrenalina y anticoagulantes.
Luego de supuestos éxitos experimentados con perros estrangulados, consiguió un prisionero que estaba condenado a muerte. El mismo aceptó ser parte del experimento. Lamentablemente para Cornish, el Estado de los EE.UU le negó el permiso por miedo a tener que liberar al prisionero en caso de que el experimento funcionara. - Rumbo a la "NO comida de uñas": en el año 1942, Lawrence LeShan intentó influenciar a un grupo de jóvenes a que dejen de comerse las uñas. Mientras estos dormían, LeShan les pasaba un disco con una voz diciendo:"mi uñas saben terriblemente amargas". Luego, el tocadiscos se rompió, por lo que LeShan se tomó el trabajo de decirles el diálogo noche a noche. Aparentemente, el experimento funcionó, ya que el 40% de los jóvenes dejó el vicio de comerse las uñas.
- Pavos excitados: Martin Schein y Edgard Hale, de la Universidad de Pennsylvania, se dedicaron a estudiar el comportamiento sexual de los pavos. Se dieron cuenta de que estas aves no son muy exquisitas a la hora de elegir a su pareja. A partir de esto, cruelmente comenzaron a cortarle partes del cuerpo para que el macho deje de excitarse. No sucedió así. De hecho, cuando lo único que quedaba era la cabeza en un palo, la excitación sexual seguía vigente.
- Perros bicéfalos: Vladimir Demikhov, cirujano soviético, se propuso crear un perro de dos cabezas allá por el año 1954. Para ello, unió la cabeza de un cachorrito al cuello de un pastor alemán. La segunda cabeza chorreaba por el cuello, ya que el esófago no se encontraba conectado. Tanto el cachorrito como el Pastor Alemán fallecieron debido al rechazo de tejidos. Sin embargo, el cruel y porfiado Vladimir, siguió creando perros de dos cabezas durante los siguientes 15 años, llegando a crear 19 perros más de las mismas características.
- ¡Qué rico es tomar vómitos!: Stubbins Firth, médico procedente de Filadelfia, sostenía que la Fiebre Amarilla no era infecciosa. Para comprobarlo, lo probó en sí mismo. Lo primero que hizo es echarse vómitos en heridas abierta. Luego se las tomó y en ningún momento cayó enfermo. Lamentablemente para Stubbins, no era que la Fiebre Amarilla no era infecciosa, sino que debía ser inyectada a la corriente sanguínea.
- A dormir.. ZzzzzZzzzz..: Ian Oswald, de la Universidad de Edinburgo, se propuso estudiar condiciones extremas para quedarse dormido. Para eso, tomó voluntarios a los cuales les puso cinta en sus ojos, ubicó un banco de luces de flash en frente, a unos 50 cm., puso musica en volúmen alto y colocó electrodos en sus piernas para administrar shock eléctricos. Los sujetos del experimento, pudieron dormirse en 12 minutos. Oswald especuló que esto ocurría por el estímulo monótono y regular
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